jueves, 13 de enero de 2011

Reflexionemos





El Sr. Soñador decidió que esa mañana iba a quedarse un poco más de tiempo en la cama. Podía permitírselo porque no tenía trabajo. Podía hacerlo sin remordimientos, porque después de muchos días levantándose temprano con ilusión, hoy había amanecido ajeno a las razones que le hacen  a uno sonreir. Así pues, el Sr. Desilusionado remoloneó un poco bajo las sábanas, hasta que entendió que, si no quería caer en las redes de la pereza y de la apatía, tenía que incorporarse y ocupar su mente en algo. Dicho y hecho, el Sr. Fuerzas Renovadas se sirvió el mismo desayuno de siempre, consultó las mismas fuentes de búsqueda de trabajo de siempre, y comprobó los míseros sueldos y vergonzosas condiciones que las empresas de siempre ofrecían a los incautos - de siempre -. Mientras trataba de decidir cuál de las opciones le humillaba menos, el Sr. Resignación puso un poco de orden en su casa, limpió el polvo de las estanterías de su cabeza, lavó sus recuerdos de decepción y programó dos o tres sesiones de lavadora. Le vino a la mente una viñeta de un cómic de Mafalda, en  la que Felipe, armado de pistolas de juguete, antifaz y un delantal, lavaba los platos en su casa mientras se decía que el Llanero Solitario merecía una aventura de mayor calado que la de ayudar a su mamá en la cocina. Tras creer que subiendo y bajando escaleras hasta la azotea, ya cumplía con su sesión diaria de ejercicio, el Sr. Sarcasmo se entregó a leer un poco. Se había comprado un libro para celebrar que, después de cinco años trabajando y pagando impuestos, no tenía derecho a recibir una ayuda del estado al que había contribuido, y se dio cuenta de que ser honrado tiene premio, aunque el premio no te da de comer, ni te paga el alquiler, ni nada por el estilo. Sólo (momento rebeldía, con acento) te convierte en mejor persona. Pensando en esto, el Sr. Risafloja cayó en la cuenta de que lo importante es tener una buena idea, y luego llevarla a cabo. Eso, y que te toque la lotería (y en ese concepto se incluye que seas el hijo adoptivo de Bill Gates o la rubia platino de Hugh Hefner, dueño de Playboy), son los elementos que distinguen a los triunfadores del resto de mortales. Porque, como bien señalaron Mortadelo y Filemón, nadie se ha hecho rico trabajando.  Y el que afirme lo contrario, es un ser peligroso. El Sr. Inspirado se sentó a reflexionar y se dijo: ¿qué sé hacer mejor que nadie?. Creía saber la respuesta: escribir, organizar viajes, inventar historias y juegos, animar a la gente, liderar proyectos...es decir, valores que las empresas - de siempre - dicen apreciar, para luego quitarse la máscara y fingir que lo que cuenta el candidato no son más que cantos de sirena, y que no están para estrellar sus barcos tan alegremente. La solución, pensó el Sr. Iluso, estaba en la autonomía, en la independencia. Luego recordó que ser autónomo se reduce a mirar una calavera polvorienta y gastada después de tantas representaciones, y preguntarle: "¿ser, o no ser?". Y que te responda: "no tienes derecho a paro, así que , en tu caso, no ser ". Porque para ser, según pudo comprobar en los periódicos del día, hay que sacars el carnet de mentiroso, da igual de la facción que sea, y cobrar 80 mil euros anuales como pensión, sin incluir, por supuesto, el trabajo que tan duramente te has ganado en una empresa de energía o de gas. "Aunque no sé de qué me quejo, igual su trabajo en esas compañías es el de revisar los contadores casa por casa" - Se dijo el Sr. Hayquejoderse -.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya, vaya, el señor de la escritura por fin!!!!!!!!!!!!!
Me alegro,ya era hora.
Bueno, bueno, de verdad:ágil, irónico,imaginativo,rítmico.

Anónimo dijo...

¡¡¡Que tiemble J.K.Rowling!!!!
Gracias por volver a escribir.