jueves, 14 de diciembre de 2006

Asomándome por vez primera


"Perdonen que no me levante".

Seguro que habéis oído esta frase en más de una ocasión. A pesar de ser falso que dicha cita adorne una lápida, el paso del tiempo, y la admiración que despertó y aún despierta quien reposa bajo ella, han decidido que la leyenda se piense cierta en todo el mundo. Julius Henry "Groucho" Marx (1890-1977-in eternum) fue, además de cómico (lo cual ya es, créanme, realmente dificilísimo), un gran filósofo de la vida. Pero no de esos que acostumbramos a estudiar, y a los que se representa con barba blanca, poco pelo y ojillos pequeños, como cansados de tanto hojear libros. Julius fue un gran pensador de su tiempo precisamente porque lo que decía, no lo pensaba. Y así, por el simple hecho de ser él mismo, escandalizó a quien merecía ser escandalizado, y ofreció todo un recital de sabiduría al mostrar como nadie sus limitaciones y contradicciones, sin tapujos: como todo hombre.


Me he servido de su frase (Julius, con tu permiso), para ilustrar este blog que hoy inauguro, y cuyo título, "Todo tiempo pasado fue anterior", es otra frase prestada, en este caso de los genios de la risa, los argentinos Les Luthiers.

"Perdonen que no me levante" es algo que he pensado muchas veces al leer noticias, curiosidades, historias, verdades y mentiras. Tanto en los periódicos como en este océano de ¿cultura? que es internet. Y lo he pensado porque me he visto impotente para opinar, discrepar, asentir o hacer una reflexión sobre lo que leía, veía, oía. No podía levantarme porque no se me daba tribuna para exponer mis teorías, y la creación de un blog era mi única salida digna.

Escribo estas líneas para mí, por la valentía usada para crear este espacio, y por la que necesitaré para mantenerlo y para denunciar desde él todo aquello que me parezca denunciable, perseguible, deleznable... tiempo habrá, y temas, aún más.

Y desde este momento, también escribo para ti, visitante, para que, si mis palabras despiertan en ti algún sentimiento, no tengas que quedarte en silencio, pidiéndo perdón a tus principios por no levantarte. Esta es tu tribuna, sube a ella, estoy deseando oir lo que tengas que decir.


Me despido con una curiosidad que he leido en la red, acerca del origen de algunas de las expresiones que usamos a diario, y que, seguro, a veces, muchas veces, más de cuatro veces, os habéis preguntado de dónde vienen. En esta ocasión, "echar el muerto".

Al parecer, en el siglo XII más o menos, existía una multa o tributo que tenían que pagar las poblaciones en las que apareciesen cadáveres y no se supiese nada acerca de las circunstancias o autores del crímen. Como a nadie le gusta pagar, los aldeanos, en un alarde de buen uso del "yo no he sido", cogían estos cadáveres y los cargaban hasta los límites del pueblo vecino, donde los abandonaban, y así cargaban con la multa a sus vecinos, o, mejor dicho, les "cargaban el muerto".

Y nada más :)